Semana Santa Orihuela
A continuación te contaremos las anécdotas más singulares de la Semana Santa de Orihuela.
¿Estamos preparadas y preparados?
ECCE HOMO
El balcón de plata que lleva el paso del Ecce Homo se realizó en el año 1950 y se emplearon para ello monedas de plata donadas por gran número de personas de la ciudad.
Durante la guerra civil se quemó la imagen de Pilato que acompañaba a Jesús en el paso del Ecce Homo. Cuando tras la guerra se retomaron las procesiones la imagen de Pilato que acompañaba a Jesús era la conocida hoy como San Judas Tadeo.
LA SAMARITANA
Cuando se realizó el paso de la Conversión de María Magdalena en 1969 por el imaginero murciano José Planes, no gustó la imagen de la Magdalena. Tras diversos intentos para cambiar su apariencia colocándole pelo natural y algunas otras modificaciones, finalmente se encargó una nueva imagen al escultor Antonio García Mengual que se estrenó en la Semana Santa del año 1988 y es la que actualmente compone este grupo escultórico, retirándose en aquel mismo año la anterior.
Una de las curiosidades del paso de La Samaritana es que en el interior del pozo de Jacob que figura en el trono cuando va en procesión siempre hay una botella de agua del Jordán.
EL PERDÓN
Se dice que el escudo de la Cofradía del Perdón está basado en un dibujo que está en una claraboya que decora el techo de uno de los salones del casino. Algunos de sus directivos acudían asiduamente a este lugar a pasar sus ratos de ocio y tertulia, y de una de estas reuniones surgió este escudo.
EL SILENCIO
La meteorología siempre fue amiga de la Hermandad del Silencio y nunca se tuvo que suspender la procesión por la lluvia, así desde que se fundara en el año 1942 no faltó nunca a su cita la noche de Jueves Santo, exceptuando el 2020 por la pandemia de Covid 19.
El escudo del silencio está basado en las cruces que rematan la rejería del Palacio de Rubalcava. Estas cruces de las que faltaban varias de ellas, fueron repuestas hace unos años por el Patronazgo de la Ciudad de Orihuela.
La duración de la procesión del silencio desde su salida a su entrada de nuevo en la Iglesia de Santiago es de unas dos horas aproximadamente. Pero la más rápida tuvo lugar en el año cuando durante la procesión hubo un aviso de atentado y se tomó la decisión de continuar hasta el final pero acelerando mucho el paso. Quizás se acuerden todavía algunos hermanos portadores de cruces que no podían ni descansar.
LOS AZOTES
Queriendo ampliar su patrimonio la Cofradía de la Flagelación encargan al escultor José Rivera el paso de La Coronación de Espinas. Una vez finalizado llegó a Orihuela, concretamente a Casa Madre de las Hermanas Carmelitas (donde tenía su sede la Cofradía) para desfilar en la Semana Santa de 1958. Como es sabido, todos los pasos antes de desfilar han de ser aprobados y bendecidos por la autoridad eclesiástica, y la mañana del Domingo de Ramos cuando ya estaba dispuesto todo para la procesión de la noche se presentan en Casa Madre el Sr. Obispo D. Pablo Barrachina, acompañado de algunos sacerdotes y directivos de la Cofradía. Tras examinar el paso el Sr Obispo prohibió la salida de este en procesión. Es de imaginar el disgusto que generó entre los directivos y cofrades y mucho más en el propio escultor D. José Rivera que desde entonces jamás realizó ninguna imagen religiosa. El problema fue que a Jesús se le veía vello de las axilas.
Los años setenta fueron años en los que la Semana Santa pasaba por sus horas bajas. Los nazarenos del tercio de San Juan, la mayoría del Escorratel, cansados de las viejas y desvencijadas vestas que les suministraba la Mayordomía para salir se deciden a confeccionar nuevas vestas que en principio iban a ser pagadas a través de un préstamo que iba a otorgar la Caja Rural Central. Una vez confeccionadas y por razones que desconozco no se otorga el préstamo, por lo que estos nazarenos piden ayuda a la Mayordomía para poder pagarlas. Ante la negativa de ayuda y sintiéndose desamparados solicitan la admisión en la Cofradía de la Flagelación y desde aquel 1978, de los 45 nazarenos que componían el Tércio de San Juan, 44 pasaron a formar parte de la Cofradía de La Flagelación a los que se les asignó el paso de La Coronación de Espinas, razón por la que en la actualidad este paso está íntimamente ligado a la pedanía del Escorratel.
EL PRENDIMIENTIO
Fue un Viernes Santo. Todos echamos de menos a la Oración en el Huerto. ¿Cómo podía faltar esta escena bíblica tan importante en la procesión general? Hubo opiniones para todos los gustos. La cuestión es que en el momento de la salida del Santuario de Monserrate se rompió la dirección del paso.
EL LAVATORIO
Un susto monumental se llevaron los hombres que empujaban el trono de San Pedro Arrepentido. Llevaba el trono en su parte superior, las cuatro esquinas rematadas por angelotes que portaban una especie de copa por la que salía incienso. Estos incensarios eran alimentados a través de unas tuberías que enviaban el incienso desde una olla donde se quemaba situada en el interior del paso. No se supo con certeza si las tuberías se atascaron o la cantidad de incienso suministrado a la olla fue excesiva, el caso es que la olla explotó en plena procesión y los hombres salieron de debajo del paso como si les persiguiera un enorme fantasma envuelto entre una nube de incienso.
LA SANTA CENA
Siempre fueron duros los inicios de las cofradías y la de la Santa Cena no iba a ser menos. La Cena, un paso grande requería un chasis de camión y unas ruedas grandes, pero la precaria situación económica de la cofradía impedía adquirir cuatro ruedas para este menester. El Tío Pepe, (José Rodríguez Doménech) queridísimo cofrade solucionó el problema. Su amistad con un tal Gomariz, propietario de la línea de autobuses La Matanza – Orihuela le sirvió para llegar a un acuerdo. El autocar trabajaba todos los días, por lo que el Tío Pepe se comprometía a quitar las ruedas del autocar al anochecer de Miércoles Santo, dejándolo en La Matanza sobre unos tacos de madera, volviendo rápidamente a Orihuela a colocarlas en el trono, y esa misma noche acabada la procesión volver a dejar el trono sobre tacos de madera y volver a la Matanza a colocar nuevamente al autocar con sus ruedas para el día siguiente. Esta operación se repetía para la salida de La Cena en la Procesión General de Viernes Santo. Gracias Tío Pepe.