Semana Santa Orihuela
Descubre cada una de las Cofradías, Hermandades y Mayordomías de la Semana Santa de Orihuela
La Samaritana
La Samaritana es guapa. La llaman Samaritana porque vive en un sitio que se llama Samaria, y las chicas que viven en Samaria son samaritanas, igual que las chicas que bien en Orihuela son oriolanas. La Samaritana va todos los días a sacar agua a un pozo que hay en el camino cerca de su pueblo y de una higuera. Jesús está descansando a la sombra de la higuera porque hace mucho calor. La samaritana saca agua del pozo y Jesús le pide un poco porque tiene sed. La Samaritana se extraña y le pregunta a Jesús: ¿cómo te voy a dar agua si mi pueblo y tu pueblo están enfadados? Samaria, que es de dónde es la Samaritana, no se lleva bien con Nazaret, que es de donde es Jesús. Jesús le dice a la Samaritana que si le da agua ellos serán amigos y que, si ellos son amigos, tal vez, todos los samaritanos y todos los nazarenos volverán a ser amigos. La Samaritana le da agua a Jesús. Y a partir de ese momento la Samaritana y Jesús ya son amigos para siempre. Tal vez a partir de entonces todos los samaritanos y todos los nazarenos serán amigos.
La Santa Cena
Jesús invita a sus amigos a cenar. Parece que está muy feliz, pero en el fondo no lo está tanto. Parece que está feliz porque está cenando con sus mejores amigos. La cena es muy animada. Comen carne de cordero, huevos duros, lechuga y cosas así. Durante la cena pasan cosas muy bonitas, pero también pasan cosas que son muy tristes. Uno de los amigos de Jesús, el que se llama Judas Iscariote, tiene planes. Los planes de Judas Iscariote no son muy buenos para Jesús. Los planes de Judas Iscariote son que los jefes de los judíos y los romanos cojan a Jesús y lo hagan prisionero. Los planes de Judas Iscariote son que Jesús sufra. Los jefes de los judíos han dado a Judas 30 monedas de plata para que traicione a Jesús. Jesús está triste porque lo sabe, y le dice a Judas que se vaya de la cena a buscar a sus nuevos amigotes. Pero a pesar de estar triste, Jesús invita a todos los que están en la cena con él a comer y a beber. Jesús en la última cena hizo la primera misa de la historia y convirtió el pan y el vino en su cuerpo y su sangre.
El Lavatorio
Una de las cosas bonitas que pasó en la Última cena de Jesús con sus discípulos fue que Jesús quiso lavarles lo pies. Los discípulos eran los mejores amigos de Jesús. Los que siempre iban con él. Algunos amigos de Jesús se enfadaron un poco cuando Jesús se empeñó en lavarles los pies. El que más se enfadó de todos fue su amigo Pedro. Pedro le dijo a Jesús: “pero como me vas a lavar los pies tú a mí. Tú eres nuestro jefe, nuestro maestro, tú eres el mejor de todos nosotros, somos nosotros los que te tenemos que lavar los pies a ti”. Jesús se enfada un poco con Pedro. “Si no me dejas que te lave los pies me voy a enfadar contigo. Me voy a enfadar de verdad”. Pedro entonces se da cuenta de que Jesús habla en serio y como lo quiere tanto deja que le lave los pies. Pedro le dice a Jesús: “no te enfades, por favor. Antes de que te enfades te dejo que me laves los pies, las manos, la cabeza y todo el cuerpo”. Jesús abraza a Pedro y luego le lava los pies.
El Prendimiento
Es muy de noche. Jesús está muy triste. Se marcha a rezar a un sitio que se llama Getsemaní. Va con sus amigos. Se va allí porque es un sitio tranquilo. Es tan tranquilo que mientras está rezando sus mejores amigos se quedan durmiendo. Por eso no se dan cuenta de que un Ángel muy grande viene a estar con Jesús. El Ángel trata de consolar a Jesús, pero es difícil que lo pueda consolar. Jesús sabe que va a ser una noche muy dura para él. Además, también está triste porque sabe que uno de sus mejores amigos lo ha traicionado y porque también sabe que otro de sus mejores amigos se portará como un cobarde y dirá que no lo conoce. El Ángel le da fuerzas y se despide de él. Enseguida llegan los romanos y le atan las manos. Se lo llevan a empujones. Cuando sus amigos se despiertan ya es tarde. Hay un poco de jaleo, pero no pueden hacer nada. Se llevan a Jesús. Su amigo Judas lo traicionó. Luego justo antes de amanecer cuando se llevan a Jesús a la cárcel su amigo Pedro dice que no lo conoce…Jesús lo está pasando muy mal.
El escudo del silencio está basado en las cruces que rematan la rejería del Palacio de Rubalcava. Estas cruces de las que faltaban varias de ellas, fueron repuestas hace unos años por el Patronazgo de la Ciudad de Orihuela.
La duración de la procesión del silencio desde su salida a su entrada de nuevo en la Iglesia de Santiago es de unas dos horas aproximadamente. Pero la más rápida tuvo lugar en el año cuando durante la procesión hubo un aviso de atentado y se tomó la decisión de continuar hasta el final pero acelerando mucho el paso. Quizás se acuerden todavía algunos hermanos portadores de cruces que no podían ni descansar.
Los Azotes
Los romanos se burlan de Jesús. Lo han atado a una columna y le dan latigazos. Jesús está sufriendo mucho. Luego para burlarse de él le colocan una capa muy sucia y muy rota. Le dan un palo y le ponen una corona. La capa, el palo y la corona se los ponen para reírse de Jesús. Jesús es el Rey de los judíos. Lo que los romanos no entienden es que Jesús es el Rey, pero el Rey del cielo. Jesús está muy débil, pero no está enfadado. Mira a los que le están pegando y les perdona. Sabe que su dolor ayudará a todos los hombres del mundo. Los romanos no paran de meterse con Jesús. También le escupen y le dan cachetadas. Jesús está deseando que todo acabe, pero sabe que debe tener paciencia. Aún queda un buen rato hasta que todos los que se están burlando de él, todos los que le están pegando, se cansen de hacerlo.
Ecce Homo
Después de azotarlo y de coronarlo de espinas, después de burlarse de él, cogen a Jesús y lo llevan ante Poncio Pilatos. Poncio Pilatos es el jefe de todos los romanos. Es el que hará de juez de Jesús. Si Poncio Pilatos quiere, Jesús se podrá marchar a casa. Poncio Pilatos es un poco cobarde. Sabe que Jesús es inocente, pero no se atreve a ponerlo en libertad. Lo pone delante de los jefes de los judíos y les dice que Jesús no es culpable de nada. Los judíos están muy enfadados, solo quieren matar a Jesús y le dicen a Pilatos que lo castigue más. Poncio Pilatos no entiende porque los jefes de los judíos quieren matar a Jesús. Sin embargo, no se atreve a ponerlo en libertad. Pilatos se lava las manos y entrega a Jesús a los judíos.
El Perdón
Jesús va camino del Calvario. La cruz pesa sobre sus hombros. Hay mucha gente que a salido a la calle para verlo pasar. Los romanos le empujan para que no se pare. Jesús está muy débil. Los empujones le hacen tropezar. Tropieza una vez, dos, tres veces. Una mujer que está a la orilla de la calle viéndolo todo, siente mucha pena. Una lágrima brota de sus ojos. No se puede aguantar y se acerca a Jesús. Le limpia la cara con su pañuelo. Jesús la mira y aunque el dolor que siente no puede ser más grande, le sonríe. La mujer se llama Verónica. Vive en Jerusalén. Verónica después de ver pasar la comitiva se queda en la calle muy quieta. Jesús le ha sonreído. Jesús va lleno de heridas. Su espalda sangra por culpa de los azotes recibidos, su cara está llena de sangre por culpa de los golpes y la corona de espinas, la cruz pesa sobre sus hombros, pero le ha sonreído. Verónica se marcha a casa pensando en Jesús. Cuando llega se da cuenta de que el rostro de Jesús se ha quedado grabado en el pañuelo con el que le ha limpiado la cara. Verónica entiende que Jesús es el hijo de Dios. Ahora es ella la que sonríe.